Cuando tenía 4 o 5 años escuché a mi mamá y hermano hablar de un accidente automovilístico en el que falleció un compañero de su escuela.
Del mueble de la sala tomé la clásica foto de la generación de primaria: niños y niñas con pantalón y falda azul rey, camisa y blusa blancas con detalles del mismo color azul; se la mostré a mi hermano y sin pudor pregunté:
¿Quién se murió?
Analizó la foto un instante antes de señalarlo. Ahí estaba, sonriente, igual que todos lo demás...pero ya no estaba.
Esa mañana iba acompañado de un compañero fallecido hace poco, y también tengo fotos de él...sonriendo. El capitán de la pequeña embarcación en la que iba me llamó la atención al verme sentado en la proa con los pies colgando sobre la bahía, lo ignoré y logré la captura del SOLITARIO II. Si hay otra balsa llamada SOLITARIO entonces ya no son solitarias, pensé.
A veces olvido que las personas mueren, (sin entrar en discusiones de creencias) simplemente lo olvido, puede ser porque no he conocido de cerca a alguien que no haya completado su vida, o porque soy mexicano, tal vez el SOLITARIO II es solitario porque el primero dejó de existir.