He conocido personas que le temen, y entiendo por que, pero cuando lo veo, lo escucho, lo toco, cuando jugamos; sé que tiene el poder de curar el alma de varias maneras. Yo le respeto y mil veces he agradecido su ayuda.
Con todo esto, mientras tomaba la foto y se me iluminaba la mente con el futuro nombre de mi segunda hija; pensaba:
“Que increible, aún cuando vayas a la misma playa el Mar nunca es el mismo”