domingo, 8 de febrero de 2009

Su majestad, el Mar

He conocido personas que le temen, y entiendo por que, pero cuando lo veo, lo escucho, lo toco, cuando jugamos; sé que tiene el poder de curar el alma de varias maneras.
Yo le respeto y mil veces he agradecido su ayuda.

Con todo esto, mientras tomaba la foto y se me iluminaba la mente con el futuro nombre de mi segunda hija; pensaba:

“Que increible, aún cuando vayas a la misma playa el Mar nunca es el mismo”


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